lunes, 29 de agosto de 2011

Rules

Capítulos

Capítulo 1
 Entra aquí
Capítulo 2
Entra aquí 
Capítulo 3
Entra aquí 

Sinopsis.

Tú eres la melodía que siempre canto. La razón por la que cada día me despierto y continúo. Eres mi milagro, como una estrella fugaz a la que pedí un deseo y se hizo realidad. Tú lo eres todo, porque te debo lo que soy ahora mismo. Gracias a ti he descubierto que no debo dejar pasar los buenos momentos, para que las desgracias no puedan derrumbarme. Tú… eres mi vida, te quiero. Gracias por todo.

sábado, 27 de agosto de 2011

Capítulo 2.

Mi hermana y yo salimos por la puerta de nuestra casa, todavía me pregunto cómo puede llevar unas botas con ese tacón, ir tan rápido y no tropezarse. Para los pies yo me he puesto unas sabrinas.

-¿Dónde vamos?

-Está aquí cerca- dice sin responder a mi pregunta, aunque no las suele responder.

Todavía estoy a tiempo de arrepentirme, de darme la vuelta y quedarme en casa; mi cerebro dice que vuelva pero mis pies caminan sin consultarle. Tal vez porque el corazón no le diga lo mismo.

Se nota que estamos llegando, porque un ruido estridente de música a todo volumen llega a mis oídos.

Entonces, veo una escena que me deja pasmada: gente apelotonada intentando bailar entre el barullo, y otras cuántas personas que están bebiendo. ¿Cómo se puede soportar tanto escándalo?

-Me voy a bailar- dice mi hermana gritando para que la pueda oír-. ¿Te vienes?

Niego con la cabeza, me quedo fuera. Varias personas pasan por delante de mí para ofrecerme bebida pero les digo que no a todos con un: “Lo siento, no bebo”. Cada vez que digo eso la gente se me queda mirando con cara rara, que supongo que querrá decir: “Y entonces, ¿qué pintas tú aquí, niña?”.

Eso mismo me pregunto a mí misma, ¿qué pinto yo aquí? Debería haberme quedado en casa, gruñendo en silencio y viendo la televisión.

-¡Caro!

Es voz… es Lucas. ¡Es Lucas! Creía que no habría nadie que yo conociera.

-Lucas, hola- digo levantándome. Me alegro un poco de que haya alguien aquí con la que hablar.

-Hola. ¿Qué haces aquí?

Por mucho que pueda hablar con él, tengo que hacerlo a gritos, ya que la música se carga cualquier conversación.

-He… acompañado a mi hermana, a la fiesta, pero me he quedado aquí fuera porque no me gusta estar ahí dentro- digo mirando con desprecio el interior del local.

Aparece una chica por detrás de Lucas le rodea con sus brazos y le da un beso en la mejilla, después pronuncia un: “Hola, guapo”. ¿Quién es, su novia? Aunque, la verdad, se parece bastante a él: rubia, con los ojos verdes, aunque ella tiene el pelo más rizado que él.

-Clara, esta es Carolina. Carolina, este tornado de aquí es mi hermana, Clara- su hermana… me alivia de algún modo, aunque no sé por qué.

Nos saludamos con dos besos y empezamos a hablar.

-Qué, ¿te gusta ir de fiesta?

-Pues… no es mi afición favorita, pero si no hay mejores cosas que hacer….

-Pues, yo he traído a este a rastras. Le he jurado que no voy a hacer nada malo- dice mientras que se ríe-. Y aunque yo no bebo, se lo he dicho para convencerle.

La verdad es que, para ser ella más mayor que él, el parece ser el que tiene que poner los límites. Pero es una chica muy simpática, me ha caído bien, al igual que su hermano.

-¿Podemos alejarnos un poquito del barullo? Es que casi ni os oigo- lo raro es que esto lo dice Clara, la que, de los tres, más le gustan las fiestas; se ve que le caigo bien.

-Vale.

Nos alejamos de la fiesta, eso me deja un poco más tranquilo, porque no puedo aguantar tanto barullo.

Continuamos hablando, para conocernos mejor, nos reímos mucho, nos llevamos muy bien.

Llego a una conclusión: Clara no es tan mala chica como puede llegar a serlo mi hermana, es más, no veo que sea mala chica. Habla de que es una de las primeras fiestas a las que va, y que no suele ir porque no le gusta para nada mentir, y menos a sus padres. En cambio, Natalia intenta escabullirse en cuanto puede, y no tiene remordimiento alguno de mentir a nuestros padres. Además, ella siempre va de lío en lío, que me haya contado a mí, nunca ha tenido un novio que haya durado más de un mes. Ero Clara me ha contado que ella no ha salido con mucha gente, y que en realidad, ella lleva enamorada de un chico desde hace ya tiempo, y asume que no le gustan para nada lo de los rollos.

-Bueno, Carolina, al final sí que has resultado ser una buena chica para mi hermanito- me da un poco de vergüenza, y Lucas le dice unas cuantas cosas a Clara, que le da otro beso.

A veces me gustaría que yo y mi hermana nos lleváramos como Lucas y Clara; aunque sea imposible. Clara es llamada por sus amigos (supongo que también serán los amigos de Lucas) y se marcha despidiéndose de mí con dos besos.

-Bueno, me voy a mi casa, que no me gusta nada este ambiente.

La gente cada vez está peor: empieza a marearse y a vomitar por el alcohol, y la música cada vez está más fuerte y es más molesta.

-Te acompaño. Hay muchos pervertidos a estas horas- me río y nos vamos los dos juntos-. ¿Sabes? Me alegro que alguien me haya podido sacar de ese sitio, lo odio. Nunca había venido, pero me lo imaginaba un poco mejor.

-Yo también. Mi hermana me ha dicho que si quería venir, y yo todavía no sé por qué he aceptado.

-Tal vez porque sabías que te ibas a encontrar conmigo- dice riéndose.

-Sí, seguro que es por eso- bromeo después de darle suavemente en el hombro.

Llegamos a mi casa, me da las buenas noches y yo me despido, la verdad es que me lo he pasado mejor de lo que me lo imaginaba, y eso que no he hecho prácticamente nada en la fiesta.

Abro la puerta, aunque no necesito llave, ya que se ve que Natalia se ha dejado la puerta abierta, subo por las escaleras y voy directamente, pero hay algo que me interrumpe el paso: la mirada enfadada de mi padre.

-¿Se puede saber dónde estabas? ¿Y tú hermana?

Muestro cara de enfadada, aunque mi propósito se ha cumplido: les he llamado la atención a mis padres; aunque me molesta que sólo se fijen en mí cuando hago algo malo. Nunca están ahí cuando algo bien.

-Nos hemos ido de fiesta- digo tranquila, es lo que suelo hacer, mostrar tranquilidad aunque sepa perfectamente lo que me espera.

-¿Y me lo dices así? ¿Pero estás loca?

Aparece mi madre por el pasillo.

-No te pongas así- con que ahora me defiende, ¿eh? ¿No es un poco tarde?

-¡¿Que no me ponga así!?-dice más enfadado aún-. ¡Se han ido de fiesta, Laura, joder! Con alcohol, personas desconocidas y cosas peores.

-¿Os parece bien lo que estáis haciendo?- pregunto, enfadada más que los dos juntos-. Por primera vez en dos años os preocupáis por el bienestar de mi hermana y mío, ¡dos años! Pero lo único que sabéis hacer últimamente es discutir y más discutir. ¿Por qué creéis que he ido a esa puñetera fiesta? Para que os oyera preocuparos por alguien más que no fuerais vosotros. ¡Os habéis perdido prácticamente dos años de mi vida! Si me conocierais de verdad sabrías perfectamente que yo no bebo, y que nunca me iría con alguien desconocido- empiezo a hablar entre sollozos-. ¿Pero sabéis quién me enseñó todo eso? Yo misma, porque vosotros estabais demasiado ocupados discutiendo- los dejo con la boca abierta, ni yo misma me creo lo que acabo de decir, las lágrimas caen por mis mejillas-. Buenas noches.

Me dirijo hasta mi cuarto limpiándome las lágrimas, mis padres no dicen ni media palabra, creo que les he dejado bien claro lo que siento, pero supongo que eso no hará que dejen de pelear.

Al decir que han perdido dos años de mi vida creo que no exagero, se distanciaron de Natalia y de mí en cuánto empezaron sus problemas, tal vez porque creían que así no nos haría tanto daño. Pues se equivocaban, porque estoy más dañada que nunca.

Me quito la ropa, hace tanto calor que decido dormir en ropa interior. Tal vez les haya hecho reflexionar, tal vez no. Ya me enteraré mañana de lo que habrá pasado con Natalia, aunque no es que me importe mucho, en realidad ahora mismo no me importa nada.

Mis ojos se van entrecerrando hasta que llegan a cerrarse completamente, estoy exhausta por todo lo que ha pasado hoy.

Capítulo 1


  -No, no necesito ayuda- digo en un tono un tanto despreciativo, pero ha preguntado por mí, no creo que se lo merezca.
  -Bueno, pues tu cara no dice lo mismo- el chico es guapo, pero también es un tanto pesado. ¿No me puede dejar en paz?  Aunque, ahora que lo pienso hace menos de un minuto deseaba que alguien se preocupase por mí. A veces no me entiendo a mí misma.
  A pesar de mi cabezonería, el chico se sienta a mi lado en la misma postura a centímetros míos. Me mira y extiende el brazo.
  -Me llamo Lucas- dice con una gran sonrisa en la cara. Por muy desagradable que sea, parece que no se va a ir.
  -Carolina- digo sin devolverle el apretón de manos.
  -Carolina…-hace una pequeña pausa-, ¿puedo llamarte Caro?
  ¿Caro? Nunca nadie me ha llamado así, pero me parece un bonito diminutivo, y, aunque sonrío por dentro; respondo ariscamente:
  -Si quieres…
  Lo más raro es que todavía no se haya hartado de mí, cuando me pongo así la gente se suele poner nerviosa y se va.
  -Y, Caro- dice levantándose y extendiéndome la mano, para ayudarme a levantar, como un caballero-, ¿te apetecería un granizado bien fresquito?
  Me río, intentado que no se dé cuenta, pero no es tan tonto.
  -¿Por qué debo fiarme de ti?
  -¿Te he dicho en algún momento que te fíes de mí?- sonriendo, agarro su mano y me levanto con la fuerza de su brazo. Intento comportarme fría, pero es demasiado simpático.
  -¿Eres de aquí?- me pregunta.
  -No, pero tampoco es que tenga muchas ganas de vivir aquí.
  -¿Te puedo preguntar por qué?
  Intento soltar un no pero al final respondo.
  -Pues… porque: esto está lleno de medusas, estaría marginada completamente y solo tendría a mis padres gritando y a mi hermana diciéndome: “¿Dónde está mi bolso, renacuaja?”- digo intentando imitar su voz, aunque creo que lo digo en un tono un tanto estúpido, porque Lucas, se empieza a reír. No sé que le hace gracia, es verdad; no me imagino una vida en la que sólo estén mis padres discutiendo y mi hermana metiéndose conmigo-. ¿Qué te hace tanta gracia?- no me responde, se sigue riendo a carcajada limpia-. En serio, para.
  Intento poner cara de indignada, y miro para adelante, aunque sus tentadores ojos me dicen que lo mire, quiero que se trague que me he enfadado.
  -¿Sabes que estás muy guapa enfadada?
  ¿Guapa? ¿Yo? Si tengo el aspecto más normal que cualquiera se puede encontrar. Cabello castaño, unos ojos miel claros, nada del otro mundo.
  -Entonces tendrías que verme cuando discuto con mi hermana, parezco una supermodelo- digo en tono sarcástico.
  Llegamos al puesto de los granizados y yo me pido uno de naranja, siempre me han gustado. Cuando la gente lo ve, suele poner cara de asco, pero Lucas se ha pedido uno igual.
  -Algún día lo tenía que probar- me dice sonriendo-. No está mal.
  ¿Tiene que estar siempre sonriendo? Esa preciosa sonrisa que parece estar hecha para combinarla con aquellos maravillosos ojos verdes.
  Sólo había visto unos ojos tan bonitos como aquellos una vez en mi vida: los de Pedro…
  Aquellos ojos azules como el mar son inolvidables, pero lo que me pasó con él aún más.
  Lo recuerdo como si fuera el día de ayer. En esos momentos mi vida era perfecta: mis padres no discutían, mi hermana no me chinchaba tanto como ahora y tenía al novio perfecto: Pedro. Tan sólo han transcurrido dos años desde aquello.
  Pasaron los meses, todo el mundo nos conocía como “la pareja perfecta”, pero un día, cuando menos me lo esperaba; sucedió. Mis padres empezaron una discusión que hizo que ahora estén como están.
  Fui a hablar con Pedro, pero él me hizo caso omiso, pasó de mí, sentí que no le importaba nada, y después de salir por la puerta de su casa, no volví a hablar con él. Cuando me lo encontraba, no me sentía capaz de mirarle a los ojos; esos ojos llenos de recuerdos que se estropearon por aquello. Aunque, una semana más o menos después de que me marchara de su casa, me enteré de que estaba saliendo con otra chica. Aunque, a veces, cuando me lo encuentro, y le miro un instante, me mira con ojos de culpa, con ojos de perdón, algo que, después de lo que me hizo; no me enternece como para perdonarlo.
  Pero acordarse de Pedro ahora es una de las peores cosas que puedo hacer, ya que ha pasado mucho, no lo puedo olvidar. Y me prometí que nunca lloraría por alguien que me ha hecho daño, aunque esta misma mañana lo he hecho: por mis padres.
  Intentando no sollozar, continúo hablando con Lucas, que resulta ser una persona muy simpática, mucho más de lo que me imaginaba.
  Su móvil suena, me alivia un poco que no suene una estridente canción de heavy metal, ya que no es mi tipo de música favorita. Siempre me he tomado un poco en serio lo de los gustos musicales.
  -¿Sí?- hace una pequeña pausa y me hace un gesto para que espere un momento, asiento y continúa-. ¿Dónde estáis? Es que… Vale, pues nos vemos en la plaza y hablamos de lo de esta noche- dicen  con desgana-. Me tengo que ir con mis amigos, ¿quieres venir?
  -No, gracias, me voy ya para mi casa.
  Aunque no tenga gana alguna de volver, ya he tenido suficiente lío por hoy. Tengo muchas cosas acumuladas en mi cabeza como para ir a otro sitio más, así que en cuanto llegue a mi casa me encerraré en mi cuarto y no saldré hasta que sea necesario.
  Me tiro lo que queda de mañana en mi habitación, a veces leyendo, a veces conectada a internet, incluso algunas veces me duermo, ya que la noche anterior no he podido dormir muy bien.
  Comemos, todo es como siempre, mi madre sale con unas ojeras que dan miedo y mi padre con una cara de mal humor espectacular. Por suerte, no van a estar aquí en toda la tarde y no volverán hasta la madrugada, ya que mi padre tiene una fiesta de trabajo en una ciudad cercana al pueblo en el que veraneamos, y mi madre (aún me pregunto por qué) le acompaña.
  Poco después de que se vayan, me encuentro a mi hermana maquillándose. Tiene sólo una año más que yo, pero se pinta el doble; supongo que le encantará maquillarse.
  -¿Adónde vas?- digo apoyada en el umbral de la puerta del baño.
  -A una fiesta- responde echándose rímel-. ¿Quieres venir?
  -¿Yo? Eh, no sé.
  -Venga, anímate. No es tan malo.
  Reflexiono durante unos minutos. En realidad, me puede venir bien. Podría hacer rabiar a mis padres, demostrarles que todavía existo, llamarles la atención. Además, mejor que quedarse aquí odiándolos en silencio, es.
  -Está bien. ¿A qué hora empieza?
  -A las once y media- la miro con cara de duda, sé que me estoy metiendo en cosas que no estoy preparada-. Tranquila, volveremos antes que los padres.
  Ninguna de las dos les llamamos papá y mamá entre nosotras, creo que las dos estamos bastante cabreadas con ellos.
  Me visto para la ocasión con ropa que mi hermana me presta, un top y una minifalda, un poco atrevido, pero Natalia (así se llama mi hermana) me la ha aconsejado.
  Cualquiera que me vea en estos momentos puede pensar que soy una persona atrevida, sexy, o cosas como esas; pues se equivocan. Yo nunca he sido una chica que haya querido llamar la atención, es más; nunca la he llamado. Tengo unas cuatro o tres amigas, porque yo sólo califico a una persona como amiga cuando estoy segura de que no dicen falsedades y son amigas de verdad.
  Por desgracia mía, aquí no tengo amigas, la única que tuve se mudó, y no la he vuelto a ver, aunque hablo con ella. Ahora he conocido a Lucas, pero no estoy segura todavía de que pueda tomarlo como un amigo mío.
  -¿Lista?- dice mi hermana interrumpiendo mis pensamientos y cogiendo un bolso.
  Pongo cara de insegura, pero luego sonrío: esta noche es mía.
  -Claro, vámonos.

lunes, 22 de agosto de 2011

Prólogo

Bueno, aquí os traigo el prólogo, que aunque sé que ya lo puse en SCET, lo pongo aqui por si alguien no lo lo leyó xD. Enseguida tendréis el capi 1:D
_________________________________________________________

Camino por la calle, esperando a que me llame, ansiosa por volver a oír su voz. Todo va mejor que nunca, vuelvo a ser la chica que era antes: sonriente, alegre, con unas buenas notas, estoy más unida a sus amigos que nunca, ya no tengo problemas para hablarles sobre mi vida. Y es todo gracias a que en el verano pasado, el que iba a ser el peor de mi vida, resultó ser el mejor. Y todo por haberme encontrado con él.

Oigo como algo en mi bolsillo vibra. Rápidamente lo saco y miro la pantalla, es él. Sin dudarlo ni un segundo le doy al botón de descolgar. Cada vez queda menos para verle, lo sé y lo siento.

-¿Hola?- dice esa voz que tanto añoraba. Llevo hablando con él prácticamente todo el año mediante al ordenador, pero volver a oírle me hace pensar que estoy más cerca de volver a verle.

-¿Lucas?

-¡Caro!- sólo él me llama así, aunque sea un diminutivo muy usado entre las Carolinas, nunca nadie me había calificado como “Caro”-. ¿Qué tal?

-Genial- respondo alegre, ya que puedo presumir de mis progresos-. Mis calificaciones han subido como la espuma, y me siento mejor que nunca.

-¿Y qué tal tus padres?

-Como siempre, pero me quieren, y eso es lo importante, ¿no?

-Veo que te acuerdas de mí, ¿eh?

-Sería imposible olvidarte. Prácticamente me salvaste la vida.

-No exageres.

-Bueno, y tampoco puedo olvidarte porque… te quiero- digo suavemente, aunque a la vez muy segura.

-Y yo a ti- se produce un peque silencio que apenas soporto, así que en seguida saco otro tema.

-¿Sabes qué? Estaba pensando en el verano pasado antes de que me llamaras- y entonces vuelvo a pensar en aquel verano. Pasaron miles de cosas, pero ninguna tan poco importante como para olvidarla.

-Fue un verano maravilloso.

-Pero… ¿sabes por qué fue tan maravilloso? Porque fue el verano en el que nos

conocimos.

-Porque fue el verano en el que no unimos.

Hace un año aproximadamente, en un pequeño pueblo costero.

Camino indecisa, insegura, sin saber hacia dónde voy. Sólo soy consciente de una cosa: estoy harta. Harta de que siempre pase lo mismo, de que cada pelea que tienen no estropee el día a mi hermana y a mí. Harta de ellos. Harta de todo.

Llevo los ojos rojos e hinchados por haber llorado hace poco. Por suerte las gafas de sol negras que llevo puestas tapan casi al completo la cara de dolor que tengo.

Por fin encuentro un sitio para aislarme del mundo: un callejón, sucio, pequeño, casi a prueba de gente.

Me siento apoyada a una pared y agarro mis rodillas con mi manos, encogiéndome, aunque no tengo frío alguno.

Me siento sola, triste, y creo que nadie se preocupa por mí. Si no, ¿estaría en este horroroso lugar llorando, sin nadie a mi lado? Supongo que no.

-Perdona… ¿necesitas ayuda?- me equivocaba, un chico rubio con los ojos verdes está preguntando por mí.

viernes, 19 de agosto de 2011

Bienvenidos

Bueno, bienvenidos a este blog en el que escribire una novela que espero os guste.
Comentad y seguidme, así haréis que el blog siga adelante.
Un beesoo!!
Carmen